Venus se ha interpuesto hoy entre el Sol y la Tierra dejando ver su
silueta deslizarse lentamente sobre la superficie del astro rey, un
fenómeno que ayudará a los científicos a recopilar más datos sobre el
tránsito de planetas y que no se repetirá hasta 2117.
El fenómeno es similar a un eclipse de Sol por la Luna,
con la diferencia de que el diámetro aparente de la Luna es mucho mayor
que el de Venus, tanto que es capaz de oscurecer el Sol por completo,
en lo que llamamos un eclipse total de Sol. El delicado disco de Venus
ha tapado aproximadamente 1/30 veces el diámetro solar.
Tal y como estaba previsto, Venus ha aparecido tímidamente como un
pequeño lunar recorriendo el disco dorado solar ante los cientos de
miradas de científicos y aficionados que esperaban un trayecto que ha
durado unas siete horas.
El fenómeno, retransmitido por la NASA en directo,
ha sido visto en casi todo el mundo excepto en África y gran parte de
América del Sur. La mejor vista la han tenido los países de Asia del
Este y del Pacífico Occidental, que han podido contemplar el recorrido
completo. América del Norte, Centroamérica y el norte de América del Sur
(Colombia, Ecuador, Perú y Venezuela) han podido ver el inicio del
fenómeno, mientras que la mayor parte de los países de Europa, Oriente
Medio y Asia del Sur han contemplado la última etapa, hoy al amanecer.
En España ha podido verse desde la mitad nororiental de la península
Ibérica.
Venus se ha desvelado en las últimas décadas como un planeta único, según explica el científico Miguel Pérez Ayúcar. Es considerado el planeta gemelo a la Tierra por su tamaño, composición y posición en el sistema solar, y porque debieron ser muy similares en el sistema solar primitivo. Y, sin embargo, actualmente son completamente diferentes. La composición de la atmósfera de Venus es casi por entero CO2. Una densa capa de nubes de corrosivo ácido sulfúrico cubre el planeta. La superficie es un horno a unos 500 grados centígrados, temperatura a la que el plomo se licua. Y la presión es 90 veces superior a la terrestre, como la ejercida en el mar a 900 metros de profundidad. Europa posee el único ingenio robótico estudiando actualmente el planeta, la sonda Venus Express, de la Agencia Espacial Europea (ESA).
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